La espaciosa aunque corta lengua de tierra llamada el Trocadero, avanza hacia el centro de la bahía de Cádiz dividida por un profundo y anchuroso caño, que toma el mismo nombre y convierte en isla la porción del Sur. A ambos lados de su desembocadura se alzaban los pequeños fuertes de Matagorda y San Luis, que podían cruzar fácilmente sus fuegos a la vez que dirigirlos con eficacia sobre la bahía y la costa de Puntales; tal posición era por consiguiente de una gran importancia estratégica para los bloqueadores.
La Junta gaditana aprobó la destrucción de estos fuertes, por creer que serían un serio peligro para Cádiz si caían en poder del enemigo. Más tarde dandose cuenta de su error al destruirlos, fueron los ingleses los encargados de guarnecerlos, teniendo que practicar en ellos las reparaciones necesarias para ponerlos en estado de defensa y poder alojarse en ellos con alguna seguridad.
Los franceses intentaron ocuparlo en repetidas ocasiones, fracasando en todas al disponer sólo de artillería de campaña. La guarnición del fuerte, reforzado con los navíos y cañoneras que estaban fondeados en sus inmediaciones, resistió valientemente durante dos meses, aun cuando el enemigo lo cañoneaba sin cesar, pero los atacantes recibieron de Sevilla artillería de grueso calibre, que montaron en baterías protegidas por las casas del Trocadero y abrieron un fuego contra los buques y lanchas hasta obligarlos con sus balas a retirarse.
Desde este momento concentraron el fuego sobre el pequeño castillo durante más de treinta horas, logrando derruirlo por completo, quedando sólo setenta y seis hombres disponibles de su guarnición, que pudieron efectuar la retirada gracias a algunas lanchas enviadas en su socorro.
Desde este momento concentraron el fuego sobre el pequeño castillo durante más de treinta horas, logrando derruirlo por completo, quedando sólo setenta y seis hombres disponibles de su guarnición, que pudieron efectuar la retirada gracias a algunas lanchas enviadas en su socorro.
Estando Matagorda bajo el poder de los franceses, la bahía y el Castillo de Puntales quedaban expuestos a sus fuegos, pero este hecho no logró llevar la intranquilidad a los gaditanos, ya que el enemigo no contaba con la supremacía naval necesaria para intentar un golpe de mano contra la capital ni demás parajes que aun no controlaban.
Fuente:
http://www.elguichidecarlos.com/influenciamilitar/guerradelaindependencia/elfuertedematagorda.html
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